Reestructuración bancaria

Unicaja y Liberbank cierran su fusión con el reto de integrar Ibercaja para evitar que los absorba un grande

El Gobierno da luz verde a la fusión entre Unicaja y Liberbank

Ibercaja será la tercera pata de la fusión Unicaja-Liberbank si se alcanza un acuerdo en 2021

Bizum Liberbank
Unicaja fusión Liberbank
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Unicaja Banco y Liberbank lograron ayer el visto bueno del Gobierno a su fusión, el último trámite para cerrar la operación. Pero la nueva entidad nace sabiendo que no seguirá así mucho tiempo; que, o crece con nuevas incorporaciones, o el BCE acabará obligándole a ser absorbida por uno de los tres grandes bancos españoles, con Santander como principal candidato.

Como adelantó OKDIARIO, la opción favorita de la nueva entidad es integrar a Ibercaja Banco, que es consciente de que tiene muy difícil mantenerse en solitario aunque consiga salir a Bolsa (para lo que consiguió que el Gobierno alargara el plazo de 2020 a 2022). De hecho, desde que comenzaron las conversaciones entre las entidades malagueña y asturiana en 2019, la idea siempre fue una operación en dos fases que acabara incorporando a la aragonesa.

Ahora bien, no será una integración fácil y será necesaria una negociación dura para llegar a un acuerdo. Si la operación Unicaja-Liberbank fracasó en 2019 y en 2020 estuvo a punto de no salir otra vez, es fácil imaginar las complicaciones de una integración a tres. El escollo, como es habitual en estas operaciones, es el reparto de poder y de los cargos ejecutivos. Un reparto que se ha cerrado con muchas reticencias entre Manuel Menéndez y Manuel Azuaga, y que habría que volver a rehacer en caso de que entre Ibercaja.

Pero los argumentos a favor de la operación a tres bandas son muchos. Las rentabilidades y márgenes del negocio bancario están en mínimos por los tipos de interés negativos, y se espera una oleada de morosidad solo mitigada por el alargamiento de los vencimientos de los créditos avalados por el ICO. La necesidad de lograr sinergias es la principal razón de las fusiones que se acordaron el año pasado, y que se han traducido en grandes ERE, no solo en CaixaBank-Bankia, sino también en BBVA pese a que fracasaron las negociaciones con Sabadell (por cierto, ahora vendrá el de Unicaja-Liberbank).

Además, Ibercaja no tiene muchas más opciones. Aunque consiga salir a cotizar, el BCE no quiere entidades tan pequeñas y fuentes conocedoras de la situación auguran que el regulador va a presionar mucho para que se fusione. Si no quiere hacerlo con el nuevo Unicaja Banco, las opciones que le quedan son ser absorbida por un grande -sin ningún poder de decisión-, o integrarse con la gallega Abanca (con la que mantuvo contactos pero abandonó por las condiciones que exigía Juan Carlos Escotet) o con la vasca Kutxabank (que tiene muchas complicaciones políticas).

Unicaja y Liberbank necesitan a Ibercaja para no ser absorbidos

Desde el punto de vista de Unicaja y Liberbank (la quinta entidad española), la integración de Ibercaja elevaría sus activos hasta casi 170.000 millones, un tamaño suficientemente respetable que podría persuadir al BCE de dejarles como cuarto grupo bancario español independiente. El esquema inicial que han discutido el Gobierno y el supervisor europeo consiste en tres grandes grupos abanderados por Santander, BBVA y CaixaBank, respectivamente, pero podría permitir un cuarto (o un quinto, si Sabadell también sigue solo) con tamaño suficiente.

Pero si no consigue integrar a Ibercaja, no habría ninguna posibilidad de que el BCE abra la mano, y Unicaja-Liberbank estaría abocada a ser absorbida por uno de los tres gigantes. Santander es el que tiene más posibilidades, porque BBVA tendría que resolver primero sus problemas judiciales y CaixaBank tiene que hacer la digestión de Bankia, lo cual le va a llevar un tiempo.

Ahora bien, la prioridad de Ana Botín es crecer fuera de España, ya que considera que con la compra del Popular ya tiene suficiente cuota. Por tanto, pone como condición para cualquier adquisición nacional que también le salga gratis o casi. Y obviamente, ese planteamiento no es asumible por los accionistas de la nueva entidad fusionada.

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